Salmo 5 – Engrana Mi Corazón, Señor
Salmo 5 – Engrana Mi Corazón, Señor

Salmo 5 – Engrana Mi Corazón, Señor

Salmo 5 – Engrana Mi Corazón, Señor

¡Oh, Abba Padre, mi corazón clama a Ti! Primero y ante todo, ¡que mi corazón se entregue por completo a Ti, Señor! Me conmueve tanto el salmista que declaró “con todo mi corazón, yo…” nueve veces a lo largo de los Salmos (Salmo 9:1; 86:12; 111:1; 119:2,10,34,58,69,145; 138:1). La repetición en Tu Palabra, Señor, revela lo que consideras importante.

Veo esta entrega total y apasionada tan claramente en el Salmo 5. Le toma al salmista tres versículos completos solo para expresar su anhelo de hablar contigo, oh Dios. ¡Qué determinación la de poseer un corazón completamente rendido!

Salmo 5:1-3
Escucha, oh Jehová, mis palabras;
Considera mi gemir.
Está atento a la voz de mi clamor,
Rey mío y Dios mío,
Porque a Ti oraré.
Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré a Ti, y esperaré.

Y luego, leo Tus asombrosas palabras:

Jeremías 30:21 (RV1909)
...y haréle llegar cerca, y acercaráse á Mí: porque ¿quién es aquel que *ablandó su corazón para llegarse á Mí? dice Jehová.

*”Ablandó” en hebreo, “âraḇ”, significa “trenzar, mezclar, engranar, dedicar, prometer, ser garantía en un intercambio”. ¡Guau! ¡No es solo un giro casual, sino un compromiso profundo y entrelazado!

Entiendo, Padre Dios, que acelerar el motor de un automóvil no hace más que ruido si no está engranado. ¡Con qué frecuencia, Señor, mis labios hacen ruido al orar, pero mi corazón permanece desvinculado! Mi boca puede declarar mucho, pero a menos que mi corazón esté completamente engranado, totalmente entregado a Ti, ¿qué se logrará realmente?

Jesús, con toda justicia, reprendiste a los fariseos por su religión superficial, por seguir los ritos con un corazón sin compromiso:

Marcos 7:6-7
Bien profetizó de vosotros, hipócritas, Isaías, como está escrito:
“Este pueblo de labios Me honra,
Mas su corazón está lejos de Mí.
En vano Me adoran…”

¡Oh, Señor, no quiero ser contado jamás entre aquellos cuyos labios no están unidos a sus corazones!

Gracias, Padre, por Tu increíble promesa de hacerme acercarme a Ti. Mi parte, Señor, es entregarme de todo corazón a Ti. Enséñame, te ruego, a entrelazar todo mi ser, mis pensamientos, mis deseos, mi propia vida, en devoción a Ti. Anhelo ser hallado por Ti como un adorador “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24), con un corazón plenamente engranado y entregado.

¡En el Nombre de Jesús, Amén!

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